Hay momentos que se viven una sola vez, y el primer día de playa junto a tu perro puede ser uno de ellos. No se trata solo de arena y olas, sino de cómo se mira, cómo corre hacia ti, cómo su sombra se mezcla con la tuya al atardecer. Capturar eso en una sesión profesional no es cuestión de estética, sino de preservar un instante que no se repetirá igual. En Valencia, cada rincón tiene su luz única, y cada perro su forma de moverse frente al mar. Esa imagen puede ser más que un recuerdo: puede convertirse en parte de tu historia familiar.